Educar no es una fórmula aprendida y fija, sino una aventura vital que te reta una y otra vez a revisar quién eres y cómo quieres vivir. Nos lo recuerda la educadora Marina Escalona en estas páginas llenas de reflexiones y preguntas. Una invitación inspiradora y enriquecedora para descubrirnos y crecer en familia. Elsa Punset
Los niños, adolescentes y jóvenes de hoy en día son, por desgracia, protagonistas de periódicos y estadísticas por el creciente numero de crisis de ansiedad, depresiones, trastornos alimenticios y suicidios que sufren. Crisis que se han agudizado y hecho más visibles en estos años de pandemia. Su motor interior, ese sofisticado engranaje de emociones, pensamientos y acciones, no encuentra la forma de fluir con los dolores cotidianos y este cúmulo de interrogantes y desatenciones se convierte en una carga insostenible.
Este libro ofrece una mirada nueva y recursos concretos y aplicables en el día a día para hacer de cualquiera de las pruebas que nuestros hijos y alumnos se encuentran en el camino una oportunidad de crecimiento, de creatividad, de confianza, de libertad no exenta de responsabilidad, de fuerza vital. Miremos la vida como un juego donde padres e hijos; adultos, niños y jóvenes, podemos pasar de ser pasivos sufridores de sus trampas, a ser jugadores conscientes, co-creadores de todos sus movimientos, para no dejar nunca de crecer en ellos. Lo importante es saber desde dónde vivimos cada mañana la partida que nos ofrece el día. Tomar conciencia de esto puede cambiar completamente la vida y volver a poner en marcha nuestro motor interior.
Marina Escalona del Olmo, (1966), soy Licenciada en Bellas Artes y creadora del manifiesto y movimiento educativo Aprendemos Todos. La creatividad es mi gran compañera de viaje y trabajo para que mis queridos adolescentes la redescubran en ellos. Soy tri-madre y agradezco que mis hijos me abrieran los ojos a tantos aprendizajes que aún ¬no están presentes en la escuela. Me dedico a estudiar y conocer en profundidad todos aquellos campos que permiten un desarrollo integral de nuestra humanidad. Siempre creo que todavía queda algo mejor por hacer, y no pierdo la fe en ningún ser humano.