De pequeña me peleaba con mis hermanos para escoger la parte del brazo de mi madre que prefería. De adolescente, me molestaba que mi madre me agarrara del brazo. Ahora soy feliz cuando mi madre se agarra a mi brazo. Por todo eso... esta historia está dedicada especialmente a ella . Esta es la dedicatoria que la autora dirige a su madre al final de este libro. Porque una madre no es una estantería, ni un colgador, ni un armario... pero, ¿podría ser un pulpo?