Para que sea saludable, la dieta ante todo tiene que ser suficiente en energía y en nutrientes, siempre en función de la edad, el sexo, la actividad física y la situación fisiológica (niñez, adolescencia, embarazo, menopausia, etc.). Para que sea balanceada debe atender las proporciones recomendables de proteínas, grasas y azúcares y ser muy variada en todos los grupos de alimentos para evitar déficits nutricionales o por el contrario, excesos peligrosos para la salud. Además, tiene que adaptarse a los gustos personales, a la cultura, a la religión, etc. El deportista es comparable con todos los demás, con la diferencia que su actividad diaria requiere de un mayor aporte energético y un aumento ligero de vitaminas y minerales.
Diplomada en dietética y nutrición humana desde el año 2002. Desde que acabó la Universidad se ha dedicado a diferentes campos de la alimentación, relacionados con la consulta dietética, diseñando dietas para diferentes colectivos y situaciones: menús escolares, dietas de adelgazamiento, programas para deportistas, pautas para embarazadas, etc. Actualmente se dedica a la formación ocupacional y a los medios de comunicación. Colabora como asesora en diferentes revistas y es autora de varios libros