Un testimonio bello y feroz sobre la presión de una sociedad gordófoba, que nos prefiere delgadas y enfermas a gordas y sanas. Una historia que destapa las terribles secuelas de las cirugías bariátricas para perder peso. Este no es un libro cómodo. Es el relato de una mutilación consentida, de la esperanza convertida en enfermedad y de sus cicatrices físicas y emocionales. Pero también es un ejercicio de memoria, una denuncia urgente y un grito de resistencia. Manual para romper un cuerpo es la historia de una sociedad que prefiere la delgadez a la salud, que avoca a miles de personas a soluciones extremas para encajar en ella, como la cirugía bariátrica, a la que la autora se sometió a los diecinueve años y de cuyas consecuencias irreversibles quiere dar testimonio a través de un relato íntimo y combativo, que mira de frente a una realidad que se está tratando de silenciar. Tras años de investigación sobre estas intervenciones y sobre su propia historia, con una escritura visceral y valiente, Lara Gil se enfrenta a su propio cuerpo como un campo de batalla y nos sumerge en la realidad de quienes son maltratadas y silenciadas por el sistema médico, la presión social y la obsesión por el físico. "Me prometieron dejar de tener hambre. Entré al quirófano porque no podía controlarla, porque era insaciable, se comía todo y se me estaba comiendo a mí. Ni yo ni mi gente podíamos frenar esa hambre que no se calmaba con comida. No había bollos suficientes para calmar el hambre que sentía. Reducir mi estómago la reduciría, me dijeron, pero sigo teniendo hambre. Aunque la que me acompaña ahora es un hambre diferente. Mi cuerpo no es una máquina, una ecuación, un recortable al que le puedes cambiar el tamaño y la forma. Al cortar mi estómago lo convertí en un órgano enfermo que no responde a la comida. No como porque mi estómago es pequeño, no como porque mi estómago está enfermo. Antes se calmaba comiendo, ahora nada calma el hambre que siento".La crítica ha dicho...
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