Los océanos cubren las tres cuartas partes de nuestro planeta, pero ¿quién gobierna estos mares abiertos? En este tenso y apasionante reportaje, William Langewiesche otea el horizonte y encuentra anarquía, caos y delincuencia. Cuarenta y tres mil buques gigantescos surcan las aguas entre incontables otros barcos que transportan las materias primas y los productos que forman parte de nuestra vida. Son los objetos más independientes de la tierra, la mayoría sin lealtad a ninguna bandera y cambiando de identidad y de nacionalidad a voluntad. Pero esta aparente libertad se ve empañada por naufragios y contaminación, la dura vida de tripulaciones casi esclavizadas, la moderna versión de la piratería o el fantasma del terrorismo mundial (Bin Laden controla una flota de veinte buques). En este libro, lectura obligada para cualquiera que se aventure en el mar, Langewiesche relata historias como la del petrolero maltés Kristal, propiedad de una familia italiana, con capitán croata y tripulación paquistaní, que en el 2001 se partió en dos durante una tormenta a 68 millas del puerto de A Coruña. la del Estonia, un ferry gigantesco que se hundió en las aguas del Báltico llevándose consigo a 852 pasajeros. la del Alondra.Rainbow, un carguero secuestrado por piratas en el Estrecho de Malaca o la del mayor cementerio de barcos del mundo, en el mar de Arabia, donde trabajadores indios desguazan y convierten en chatarra los mayores barcos del mundo. Estos son los mares sin ley que nos presenta con pasión William Langewiesche para recordarnos que los océanos forman parte de nuestro mundo... y que son un territorio siempre desafiante e indomable.