Tras un fulgurante nacimiento, la línea Ultimate con el paso de los años, comenzó a parecer un pequeño descenso en la calidad de sus historias, la mayoría causas por autores poco hábiles (como por ejemplo la tediosa y largísima etapa de un poco inspirado Robert Kirkman en Ultimate X-Men o el ofensivo dibujo de Tyler Kirkham en Ultimate Four por poner dos ejemplos), además del peso de una numeración que iniciaba a ser algo elevada.
En un intento de dar un golpe de efecto y ventas, a modo de superproducción veraniega, encargaron/invitaron a Jeph Loeb la creación de la miniserie Ultimatum, una especie de carta blanca para hacer y deshacer a su antojo el universo Ultimate entero, de ese modo, crear una tabla rasa en el resurgir de la línea.