John Donne tenía cincuenta y dos años cuando escribió esta obra de una actualidad y una belleza sorprendentes. Tras un ataque de tifus, cayó gravemente enfermo en 1623 y, a raíz del padecimiento que ello le supuso, escribió sus Meditaciones. La muerte, el amor y la presencia de Dios conforman el andamiaje de estas meditaciones, pero cada una de ellas ejerce su fuerza de una manera distinta, poética y profunda.