Como en todo el teatro de Mihura, son los personajes femeninos los que animan y argumentan las dos comedias: la monja Sor María, detective aficionada. Nuria, una chica de «vida alegre». Doña Pilar, ama de casa tontaina y charlatana, o Ninette, prototipo de mujer ideal, libre, alegre y desinhibida. Con MELOCOTÓN EN ALMÍBAR, parodia de las novelas policíacas, consigue Mihura una comedia de «suspense» pulida y trabajada. NINETTE Y UN SEÑOR DE MURCIA, donde caricaturiza la vida española de la época, en su contraste con la parisina, es «sin duda, una de las mejores comedias de su autor. Y tal vez, desde el punto de vista de la mecánica teatral, la mejor».
Miguel Mihura, hijo de un actor y empresario de teatro, vivió desde niño en un ambiente teatral, que influiría considerablemente en su obra. En 1932 escribe Tres sombreros de copa, obra que no es entendida por los empresarios, y que se niegan a representarla, por lo que el autor decide cambiar de rumbo y hacer obras más burguesas, en línea con lo que se lleva en esos momentos. Durante la guerra civil funda y dirige La ametralladora, revista de humor de la zona nacional, donde ya se puede ver su particular concepción del ingenio. Alcanzará un gran éxito con su siguiente revista, La codorniz, fundada por él en 1941. Su humor, totalmente original, fresco y descabellado, seguía las directrices de lo que se hacía en Europa por aquel entonces. Después de vender La codorniz decide pasarse al cine, donde escribirá numerosos guiones y reanudará su creación teatral en 1953, continuándola hasta 1968. Sin embargo, todas sus obras están por debajo de la genial Tres sombreros de copa porque se ve obligado a frenar su libertad creadora y su magnífica imaginación. Son los años de A media luz los tres, El caso del señor vestido de violeta y Carlota. Pero alcanzará el éxito total del público con Melocotón en almíbar (1958) y Maribel y la extraña familia (1959), La bella Dorotea (1963) y Ninette y un señor de Murcia (1964).
Un libro enternecedor, que llega de verdad al alma, transmite Delibes con cada una de sus palabras toda la emoción que sintió al escribirlo y con vibras por dentro. Desde luego es el tipo de amor que toda mujer querría que sintiera su pareja por ella.
Testimonio realmente repleto de belleza y exento de cursilería. Una parte de Delibes sin la cual nos faltaría algo, un vacío difícil de definir.
Un libro enternecedor, que llega de verdad al alma, transmite Delibes con cada una de sus palabras toda la emoción que sintió al escribirlo y con vibras por dentro. Desde luego es el tipo de amor que toda mujer querría que sintiera su pareja por ella.
Testimonio realmente repleto de belleza y exento de cursilería. Una parte de Delibes sin la cual nos faltaría algo, un vacío difícil de definir.