Yo diría que mi descenso a los infiernos arrancó con
aquel episodio del perro. Sí, tuvo que ser entonces, porque
hasta ese día las cosas me habían ido como la seda y fue a
raíz de aquello cuando todo empezó a torcerse. Hasta que ese chucho
sarnoso se coló en mi existencia gozaba de una reputación, una
familia, una carrera con prestigio y futuro y una fachada intachable.
Pero después todo empezó a ir cuesta abajo, como en un tobogán,
como en esos tubos de plástico que cuelgan de las ventanas de las
viviendas en reforma para arrojar por ellos los escombros. Y por allí
me precipité junto con los cascotes de mi preciosa vida anterior, hasta
dar con mis huesos en el contenedor y en el vertedero.
Eloy M. Cebrián (Albacete, 1963) es licenciado en Filología Inglesa y catedrático de Secundaria. Ha obtenido el Premio Francisco Umbral de novela (El fotógrafo que hacía belenes, 2005) y el Premio Jaén en su modalidad de novela juvenil (Bajo la fría luz de octubre, 2003). Como autor de narrativa breve, tiene en su haber varios premios de cuento (Marco Fabio Quintiliano, Alfonso Sancho Sáez). También ha sido finalista del Premio NH Mario Vargas Llosa de relato (2003 y 2004), del Premio El País-Aguilar de relatos de viajes (2003) y de los certámenes para colecciones de relatos Caja España 2004 y Manuel Llano 2007. En 2007 fue finalista de los premios de novela Fernando Lara y Herralde con Los fantasmas de Edimburgo, publicada en 2008. Sus colaboraciones en la prensa diaria han aparecido recogidas en el libro La ley de Murphy (2009). Desde el 2000 codirige la revista albaceteña de creación literaria El Problema de Yorick, que incluye también el sello editorial Los libros de El Problema de Yorick.