Un síntoma evidente de que España ha recorrido en tan sólo 30 años el camino que a otros países europeos de más alcurnia les ha costado dos siglos es la ley del tabaco, conocida así en su denominación más popular. Es un síntoma de modernidad, e incluso de postmodernidad evidente ( ¡Hasta la postmodernidad y más allá! , como aseguraba ese gran sabio del espacio) acotar las zonas de fumadores a, prácticamente, el interior del pisito de algo más de 30 m2 en el, que viven los que todavía practican el vicio de fumar. Los espacios públicos están libres de humor (disculpen, de humo quería decir) y, lo que es más importante, los centros de trabajo son ahora lugares en los que aspirar aire fresco y renovar los pulmones castigados por la polución. España, los españoles estamos ahora más sanos que nunca y, por fin, podemos dar el do de pecho en la Unión Europea... es más, en el mundo entero. Este librito realizado por colaboradores del semanaria de humor El Jueves pone los puntos sobre las íes y pulsa la realidad actual del mundo del tabaquismo y sus consecuencias.