Desde principios del siglo XX, la propaganda es un ingrediente esencial de todo conflicto armado. Los beligerantes en las guerras modernas no sólo intentan movilizar a sus partidarios, sino también persuadir a la opinión internacional de que combaten por una causa justa, en la creencia de que si lo logran conseguirán el apoyo de otros gobiernos: Este fenómeno, tan visible en conflictos recientes como el de Irak, se aprecia con nitidez en la Guerra Civil española de 19361939, cuando los dos bandos enfrentados crearon organismos ad hoc e invirtieron sumas astronómicas en difundir su versión de los hechos por todo el mundo. La batalla de propagan da iniciada entonces, y que se prolongó más allá de la victoria franquista, fue particularmente feroz en Gran Bretaña, la principal potencia europea y el país neutral que más influencia tuvo en el desenlace de la contienda. Este libro estudia de forma` monográfica, por primera vez,` los esfuerzos realizados por ambos bandos para influir en la población británica en sentidos opuestos: los republicanos, para lograr que Londres mediase en el conflicto. los nacionales, para asegurarse de que se atuviese a su política de NoIntervención. A partir de archivos de diversos países, la prensa de la época y el material elaborado por los contendientes, la obra analiza la organización de sus servicios de propaganda, sus estrategias de manipulación, sus mensajes sobre los distintos aspectos de la guerra y el efecto que tuvieron éstos sobre los británicos. El relato de este episodio relativamente mal conocido de nuestra Guerra Civil arroja una imagen sorprendentemente moderna de la España de los años 30, al tiempo que aclara el origen de los argumentos que defienden los historiadores actuales del conflicto.