Hay un nexo en común en Mirar al agua: la intención de que todos sus relatos, los dieciséis, tengan que ver de una forma u otra con el arte, y en muchas ocasiones el contemporáneo, más exactamente. Así, no sólo cuenta una historia sino que propone un discurso que plantea dudas intelectuales acerca de la creación, del arte y de la propia construcción del texto. Eso que tienes ante los ojos. ¿Quién lo ha puesto? ¿Y para qué lo han puesto? Esa forma de mirar tuya: despreocupada, por encima, ávida o curiosa, ¿quién te la ha enseñado? Nuestros ojos son nuestra primera costumbre. Los túneles por donde entran. Ha dicho Miguel Cereceda: Uno no puede ver que no puede ver lo que no puede ver. Pero ¿podemos acceder a otra forma de mirar? ¿Existe la manera de que encontremos algo diferente, verdadero, genuino, liberador? Las artes y la literatura nos brindan, acaso, vías de conocimiento. Estos relatos quieren ser lámparas, antes que espejos que sólo repiten lo que ya nos cuentan. Buscan ser luces que limpien nuestros ojos. Despertares.
Javier Sáez de Ibarra (Vitoria, 1961) ha ganado la primera edición del Premio Internacional de Narrativa Breve ?Ribera del Duero? 2009 con su obra Mirar al agua, que Páginas de Espuma publicará a primeros de mayo. Trabaja como profesor de Lengua y Literatura en un instituto. Ha publicado el libro de relatos El lector de Spinoza (Páginas de Espuma, 2004) y Propuesta imposible (Páginas de Espuma 2008). Ambos tuvieron una excelente acogida de la crítica; y el poemario Motivos (Icaria, 2006). Escribe ensayos y textos de creación que han aparecido en diferentes revistas.