Esta obra pretende ser una denuncia urgente de las nuevas violencias institucionales contra las mujeres, especialmente en el ámbito de la justicia, y de las que se siguen ejerciendo a pesar de las décadas de lucha feminista por erradicarlas. Pensemos en las dificultades de acceso iniciales de las mujeres a la judicatura; en los prejuicios y estereotipos misóginos que aún impregnan nuestras sociedades y, por tanto, también a quienes juzgan los crímenes contra las mujeres, revictimizándolas o dictando sentencias ejemplarizantes contra ellas. Algunas de estas violencias institucionales son resultado de la reacción misógina ante los sucesivos avances del feminismo, a su mayor presencia y reconocimiento social y legislativo. Beatriz Gimeno analiza la reacción misógina encarnada en distintos procesos y sentencias judiciales, en lo que considera una guerra jurídica contra el feminismo. Algunas de estas resistencias son muy antiguas, como la negativa a juzgar las violaciones como un crimen contra la libertad sexual de las mujeres. Otras son nuevas y terribles, como el rechazo a reconocer y corregir la prevalencia de las agresiones sexuales a menores de edad por parte de familiares varones, lo que se refleja en el síndrome de alienación parental (SAP) y en otros subterfugios derivados de este. Gimeno muestra que las leyes que actúan contra las violencias machistas tienen un impacto limitado si el Estado no vela por su cumplimiento y si no existe una evaluación constante de su aplicación.
Es presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales y Bisexuales (FELGT) y ha ocupado distintos cargos en COGAM (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid).
Es autora de Primeras caricias: 50 mujeres cuentan su primera experiencia con otra mujer (Editorial La Tempestad, 2002), ¿Seré lesbiana? (Editorial Cyan, 2004) -coescrito con Boti G. Rodrigo- y la novela Su cuerpo era su gozo (Akal, 2005)