Aunque los patrones están cambiando y en cada sociedad el maltrato se combate de una manera, la violencia física o psicológica no suele comenzar repentinamente, sino que es un tortuoso camino para las víctimas en el que primero se impone el desprecio, el control, el aislamiento o el chantaje, luego el insulto o las amenazas y por fin, el daño físico.