El muchacho listucu que en los años cincuenta pastoreaba ovejas en las laderas de Peña Labra se convertiría en 2003 en presidente de Cantabria. Esta es su historia. Y nos la cuenta con ese estilo único que lo ha hecho popular y querido, con sentido del humor y naturalidad.Miguel Ángel Revilla nos dibuja una España de penuria y esfuerzo que ya no existe. Y relata con viveza cómo, con tesón, animado por el amor a la tierra que lo vio nacer, consiguió alcanzar las más altas responsabilidades. La semblanza que traza en estas páginas de personalidades como el rey Juan Carlos, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero o Emilio Botín huye de lo convencional y nos descubre la cara más humana y terrenal del poder. Pero Revilla describe también, de forma hilarante a veces, sus relaciones con los taxistas, sus «meteduras de pata» en la boda del Príncipe Felipe, su colaboración con Andreu Buenafuente?Cuando aborda los temas que más preocupan, no se muerde la lengua: fustiga con dureza a los «listos» que han provocado la crisis económica y denuncia con crudeza y sin reservas a quienes han enfangado una actividad tan noble y vocacional como la política.Pocos dirigentes, y menos aún en activo, se han atrevido a un ejercicio de sinceridad como el que recorre estas páginas. Pocos son los que tienen la chispa y la habilidad narradora de Miguel Ángel Revilla.
Es licenciado en Ciencias Económicas y diplomado en Banca y Bolsa por la Universidad del País Vasco y fue director de banco y profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Cantabria. Pionero en la defensa de la transformación de la provincia de Santander en Comunidad Autónoma, en 1978 fundó el Partido Regionalista de Cantabria (PRC), del que es secretario general. Diputado regional desde 1983, entre 1995 y 2003 ejerció como vicepresidente y consejero de Obras Públicas del Gobierno de Cantabria y entre 2003 y 2011 fue presidente de la Comunidad Autónoma. Está casado y tiene tres hijas.