Este libro tiene algo de juego porque a escribir guiones también se aprende jugando, poniendo al máximo nuestra capacidad de ser originales, diferentes. Aprendiendo a defender una idea como si se tratara de una peligrosa jugada de póker: dobles parejas contra quien sospechas que lleva una pareja de ases. Escribir guiones supone generar tramas arriesgadas y a la vez verosímiles para los personajes que inventamos.