José Antonio Muñoz Rojas es un poeta magistral, artesano del verso, transmisor de un léxico profundamente arraigado en su cotidianeidad y casi extinguido, y creador «de unas pocas palabras verdaderas» que cree no haber hallado todavía. Hoy ya es una realidad que Muñoz Rojas es generalmente considerado uno de nuestros «clásicos modernos», como diría Dámaso Alonso desde que lo leyó por primera vez. Y si ha permanecido en ese rincón discreto, si «huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda», ha sido porque allí es donde estaba su centro, donde ha podido mantener su aventura poética, su verdadera vocación, la llamada de su corazón (contemplador innato) en lugar sereno, a donde hoy acude ya nuestra admiración con la certeza de que todo está en su sitio. En realidad, nuestro autor no ha cambiado nunca de lugar. Quizá por eso su principio y su finn, como para Eliot, coinciden.