La proclamación de la posmodernidad tuvo al menos una consecuencia positiva: confirmó que la sociedad moderna había perdido la confianza en las descripciones que se hizo de sí misma. Quizás el concepto de «posmodernidad» quiso prometer tan sólo otra descripción más de la modernidad, que sólo puede imaginarse su propia unidad como imposibilidad del metarrelato, es decir, negativamente. Pero, de todos modos, ése fue el comienzo de una reflexión en forma de autoobservaciones y autodescripciones de un sistema propuestas y realizadas por el propio sistema y en el interior de un proceso a su vez observado y descrito. Los textos aquí publicados, pues, parten de la convicción de que aún se puede decir algo al respecto y de que ya disponemos de los suficientes materiales teóricos como para observar la modernidad con una cierta perspectiva.