En la Edad Media las grandes y majestuosas catedrales así como las iglesias más modestas o ermitas y capillas se edificaron respetando estrictos rituales y leyes concretas que custodiaban los miembros de las cofradías, auténticas logias iniciáticas. Allí donde las fuerzas del Cielo y de la Tierra confluyen, siguiendo el recorrido del sol desde el alba al ocaso, donde el hombre puede trascender su condición humana, el maestro de obra clavaba su bastón, símbolo de autoridad y conocimiento y punto de partida para sus mediciones. Recorrer el espacio sagrado y ordenado de estas construcciones es emprender un viaje iniciático de las Tinieblas a la Luz, es la victoria de lo eterno sobre lo perecedero, de lo espiritual sobre lo material. Todos los saberes ocultos y los ritos ancestrales que los maestros constructores plasmaron en la mudez de la piedra. Un recorrido por la alquimia y la arquitectura enriquecido con un importante apartado gráfico.