Quinto Horacio Flaco (65 a. C. - 8 a. C.) es uno de los más relevantes e influyentes autores de la
Antigüedad. Estudió en Roma y en Atenas, donde entró en contacto con el epicureísmo. Su poesía, reflexiva, alcanza una
extraordinaria perfección formal y plenitud que constituyen la esencia de lo clásico. Las Odas están formadas por
cuatro libros que contienen un total de 104 poemas, en los que se reflejan temas (el amor, la fortuna, la amistad, el
ocio, la ética ciudadana, la vejez, etc.) y metros líricos griegos, pero que tratan también asuntos genuinamente
romanos, como el Carpe diem o el Beatus ille. La literatura horaciana ha dejado su huella en autores tan decisivos en
nuestra literatura como Garcilaso de la Vega o Fray Luis de León y, más allá de nuestras fronteras, en poetas de la
talla de John Keats. «Junto con Virgilio y con Ovidio, Horacio forma la tríada de los grandes poetas augústeos, que es
también la los grandes poetas latinos de la Antigüedad. Horacio fue para la literatura europea medieval y moderna un
modelo indiscutido en la lírica, la sátira y la teoría poética». José Luis Moralejo
(65 a.C.-8 a.C.), coetáneo y amigo de Virgilio, y como él protegido de Mecenas y miembro de su círculo, es otro de los grandes poetas romanos de la Antigüedad. En sus Odas recoge el legado de la lírica griega arcaica y de la filosofía epicúrea y estoica, y celebra la paz del gobierno de Augusto. Escribe también Epodos (poemas líricos de tono injurioso), Sátiras y Epístolas, en una de las cuales, la Epístola a los Pisones, adoctrina sobre la creación poética.