La estructura de la Trilogía Roth es única en el género de la novela de crímenes, y tal vez en cualquier tipo de ficción narrativa. Se compone de historias interrelacionadas, cada una de ellas cerrada en sí misma y de lectura independiente, con su propio estilo, que invitan sin embargo a una continua relectura y reinterpretación, enriqueciéndose de este modo mutuamente. Oficio de difuntos sitúa al lector a finales de los años cincuenta del siglo XX, y sigue los pasos de Wendy Appleyard cuando, tras cinco años de matrimonio, abandona a su marido Henry para establecerse con su vieja amiga Janet en la catedral de Rosington para ocuparse de la rica biblioteca. Casada con un guapo pastor protestante, David Byfield, y madre de una preciosa niña, Janet parece gozar de una vida perfecta, envidiable. Pero todo se tuerce cuando el asesinato irrumpe en la ciudad. Y sólo Wendy, ajena a la comunidad, está en disposición de advertir dónde se oculta el mal y sus vinculaciones con el poeta decimonónico Francis Youlgreave. la cuestión es saber si la descubrirá a tiempo de evitar más muertes. El talento narrativo de Andrew Taylor, la potencia evocadora de su prosa, la profundidad de sus personajes y su capacidad para dotar de varios niveles interpretativos a sus obras le convierten en un autor de thriller muy singular, sin término de comparación posible y justifican en buena medida el espectacular éxito internacional que su obra ha cosechado.