El mundo se abre de muchas maneras, y en nosotros alternan o se superponen diversas formas de ser, de acontecer. Aunque el fenómeno ha sido registrado por el arte y la literatura, y se experimenta, además, en la cotidianidad, fue solapado por una academia comprometida con cierta manera de asumir la vida intelectual, cuyo eje de coordenadas serían el objetivismo y el universalismo. la que estaría comprometida, además, con el pensamiento binario, y amparada, inclusive, en la gramática de las lenguas indoeuropeas. No obstante, la situación empieza a cambiar, en cuanto el giro lingüístico registrado por la filosofía nos sensibiliza en dirección a la no neutralidad del lenguaje y a la diversidad de léxicos y hábitos lingüísticos, aproximándonos a una serie de ontologías alternativas como la ontología en primera persona, la esquizoide, la rizomática y la copernicana. Y es justamente esa pluralidad de perspectivas, esa no uniformidad del mundo para nosotros, la que proporciona futuro como diversidad de opciones, la que vacuna contra el fin de la historia, la que habilita para el cambio.
Doctor en Filosofía de la Universidad Javeriana de Bogotá. Profesor de la Universidad Tecnológica de Pereira. Ha sido investigador y profesor visitante en el CSIC y las Universidades de León y Sevilla (España), Berlín y Leipzig (Alemania) y Harvard (EE.UU.). Sus últimos libros: «Finitud y tiempo» (2009); «Las apuestas perdidas de Occidente» (Anthropos, 2011); «El azar y la ocasión» (Anthropos, 2012); «Antítesis» (2012); «Apócrifos» (2013); «Reptiles de a pie» (2014); «Antropología paradójica» (Anthropos, 2016); «Sólo lo efímero es real» (2016); «El tiempo en zigzag» (Anthropos, 2017).