tarde con su marido, representan para Edith Wharton una alternativa feliz a la vida rutinaria, embotada social y espiritualmente, de Newport. Desde muy joven encuentra en Europa los recursos intelectuales idóneos para una sensibilidad artística, literaria y filosófica que decae hasta la depresión, en sentido estricto, cuando su genio tiene que convivir con el día a día burgués de la cotidianeidad. La literatura de viajes de Wharton huye de un fenómeno que ya en su tiempo anunciaba sus rasgos más propios, la profanación que hace el turismo de masas del sentido histórico, estético y cultural de la obra de arte. Así, estos Paisajes italianos no son una guía de viaje para consumo rápido, esquemático y superficial, de visitantes que saldan sus andanzas por Italia con un yo estuve allí que compartir en sus ciudades de origen. A diferencia de todo ello, las páginas de Wharton son una auténtica crítica de arte, en el sentido moderno de que ofrecen una valoración informada, documentada históricamente, de las piezas pictóricas, escultóricas o arquitectónicas que describe al lector.
Edith Wharton nació en Nueva York en 1862. Durante la década de 1890 escribió relatos para Scribner?s Magazine y, en 1902, publicó El valle de la decisión, aunque su reputación literaria se consolidó con La casa de la alegría (1905). En 1905 trasladó su residencia a Francia, donde escribió Ethan Frome (1911). Posteriormente, Wharton produjo un gran número de novelas, libros de viajes, relatos y poemas, entre los que cabe destacar Las costumbres del país (1913), La edad de la inocencia (1920, por la que recibió el Premio Pulitzer, siendo la primera mujer en obtener dicho galardón) o el ciclo de novelas agrupadas bajo el título Vieja Nueva York (1924). Wharton, discípula de Henry James y una de las más importantes narradoras de la literatura norte-americana, murió en Francia en 1937.