Ésta es la más significativa obra de Massignon, en la que se muestran nuevas formas de circulación del saber entre las ciencias y el clamor de lo humillado, y mediante un lenguaje que horada el puramente instrumental hasta la palabra dada al hombre desde sus más inviolables impulsos de libertad y justicia. como el hilo de una melodía de esperanzas por entre el cronograma del dolor, la dominación y el encierro cósmico del hombre. Palabra dada al «Extranjero» que transmuta los deseos de poseedor en pobreza y entrega al don de la vida. Componen las cinco partes del libro los pasos de una quéte espiritual entrelazada con todas las sabidurías, en un «estructuralismo espiritual» que hace de la ciencia un lugar hospitalario interdisciplinar, donde cita un entramado de causas materiales, políticas, éticas, y redes imaginales de mitos, creencias y arquetipos de lo sagrado, y como parte de la palabra con la que el hombre puede responder a las demandas que le hace el amor. Que en este libro se incendia a través de su geografía espiritual. por la historia de las compasiones. la resistencia no violenta a la injusticia. en el «manto de fuego de Abraham», donde dialogan las tres culturas bajo ese manto. recorriendo saberes matemáticos, lingüísticos, sobre el tiempo, la historia y el arte árabes, pero también de las culturas javanesa, hindú o japonesa, y en realidad en «horadaciones» hacia la palabra dada universalmente al hombre. Cobran aquí singular relieve figuras femeninas como las de Juana de Arco, Fátima, María, María Antonieta, la enamorada cortesana hindú o la primera fe minista javanesa, y, entre las masculinas, sus máximos incitadores: Foucauld, Salman, el compañero cristiano del Profeta, Gandhi, una larga línea de escritores franceses, y, sobre todos, el Cristo islámico del siglo x, AlHallásch. A la palabra dada por ellos corresponde Massignon con esta suya que se entregó al propio Islam, por el que él dio su palabra y su vida.