"Nací en Oviedo en 1925. El escenario y el tiempo que corresponden a mi vida me hicieron testigo -antes que actor- de innumerables acontecimientos violentos: revolución, guerra civil, dictaduras. Sin salir de la infancia, en muy pocos años, me convertí, de súbdito de un rey, en ciudadano de una república y, finalmente, en objeto de una tiranía. Regreso, casi viejo, a los orígenes, súbdito de nuevo de la misma Corona.
Zarandeado así por el destino, que urdió su trama sin contar nunca con mi voluntad, me resigné a estudiar la carrera de Leyes, que no me interesaba en absoluto, pero que tampoco contradecía la costumbre, casi norma de obligado cumplimiento ("todo español es licenciado en Derecho mientras no se demuestre lo contrario"), a la que se sometían en su mayor parte los jóvenes de mi edad y de mi clase social -clase media, transformada en mi caso, como consecuencia de la guerra civil, en muy mediocre.
Larga y prematuramente adiestrado en el ejercicio de la paciencia y en la cuidadosa restauración de ilusiones sistemáticamente pisoteadas, me acostumbré muy pronto a quejarme en voz baja, a maldecir para mis adentros, y a hablar ambiguamente, poco y siempre de otras cosas; es decir, al uso de la ironía, de la metáfora, de la metonimia y de la reticencia. Si acabé escribiendo poesía fue, antes que por otras razones, para aprovechar las modestas habilidades adquiridas por el mero acto de vivir. Pero yo hubiese preferido ser músico -cantautor de boleros sentimentales- o tal vez pintor. Fui, en cambio, funcionario público. En 1970 vine por vez primera a América -México y EE. UU.-, y empecé a quedarme por ese continente a partir de 1972 (profesor visitante en las universidades de New Mexico, Utah, Maryland y Texas). En la actualidad, enseño literatura española contemporánea en la Universidad de New Mexico." ÁNGEL GONZÁLEZ.
Ángel
González nació en Oviedo en
1925. Se resigno, como él mismo confiesa, a estudiar Derecho, ejerció de
maestro en los montes de León, y después, ya como funcionario, vivió en Madrid,
Sevilla y Barcelona. Pronto su afición poética le puso en contacto con los
jóvenes escritores de la generación de los 50, sobre todo con la escuela de
Barcelona, con quienes mantuvo una constante amistad. En 1956 su primer libro Áspero
mundo, obtuvo el accésit del premio Adonais. A éste le siguieron Sin
esperanza, con convencimiento (1961), Palabra sobre palabra (1965), Tratado
de urbanismo (1967), Breves acotaciones para una biografía (1971), Muestra
de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que
habitualmente comportan (1976; edición corregida y aumentada, 1977), Prosemas
o menos (1985) y Deixis en fantasma (1992). En 1970 viajó a Estados
Unidos y México, y dos años más tarde empezó a trabajar como profesor visitante
en las universidades de Utah, Maryland, California (Irvine) y New México, donde
enseñó literatura española durante dieciocho años. En la actualidad, ya
retirado de la enseñanza, sigue residiendo en New México, y vuelve regularmente
a Asturias y Madrid. Académico de la lengua, ha recibido el Premio Príncipe
de Asturias en 1985 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
en 1996.