Considerada por algunos estudiosos como auténtico «manifiesto» del proyecto blumberguiano, Paradigmas para una metaforología es, en buena medida, un intento de responder a la pregunta ¿bajo qué presupuestos pueden tener legitimidad las metáforas en el lenguaje filosófico? Este planteamiento ya presupone un ideal filosófico, y también histórico-filosófico, signado por la conciencia metodológica cartesiana (y también husserliana), que hace de la precisión terminológico-conceptual un ideal, el ideal epistémico, y que en consecuencianiega o rebaja la legitimidad de aquellas formas de lenguaje que, por su carácter impreciso o traslaticio, no alcanzan todavía ?o nunca podrán alcanzar? la nitidez intelectual de un contenido mental reducible a fórmula.
Filósofo ante todo ?y pese a todo?, Blumenberg acumula conocimientos históricos, antropológicos, literarios, filológicos, astronómicos, musicales y teológicos; conocimientos que engarza con un arte secreto ?y a las veces irritante? en crípticos textos nerviosos, lúcidos, tachonados de referencias sin aparente vinculación cuya unidad sólo el lector, si es que puede, está llamado a proyectar. Sin embargo, quizá no sea ninguno de estos aspectos de su actividad como estudioso lo que hoy por hoy más ha contribuido a configurar su imagen intelectual. Y para nadie es un secreto que, en cambio, sí son sus proyectos «metaforológicos», sus investigaciones sobre la(s) metáfora(s) y la función que ésta(s) desempeña(n) en la vida del espíritu las que le granjearon el respeto de sus pares.
Nacido en Lübeck en 1920, es considerado uno de los filósofos en lengua alemana más relevantes del siglo XX. Desde 1939 cursó con interrupciones estudios de filosofía, germanística y filosofía clásica en las universidades de Paderborn, Fráncfort del Meno y Kiel, doctorándose en filosofía por esta última en el año 1947. Su estudio de habilitación estuvo dedicado a la fenomenología husserliana. Impartió clases de filosofía en las universidades de Hamburgo, Giessen, Bochum y Münster, de la que será catedrático emérito. Fue miembro de la Academia de Ciencias y Literatura de Maguncia y cofundador del grupo de investigación Poética y Hermenéutica junto a Wolfgang Iser, Clemens Heselhaus y Hans Robert Jauß. Fue premio Kuno Fischer de la Universidad de Heidelberg y premio Sigmund Freud para prosa científica, entre otras distinciones que obtuvo como reconocimiento a su labor. Murió en Altenberg, cerca de Münster, en 1996.