Durante su regreso a Nigeria, a finales de 1959, y después de pasar cinco años en Inglaterra, Wole Soyinka,
emprendió un largo viaje por el este del continente africano para estudiar las diversas manifestaciones del mito y del
ritual, por su capacidad de representar la inalterable identidad cultural de la región en unos tiempos de cambio
político. Para Soyinka, la vida es un viaje, y el mal estado de las carreteras de su país, una metáfora de lo difícil
que resulta en África recorrer el camino hacia las libertades En este apasionante volumen autobiográfico, que tiene
mucho de testimonio reivindicativo de los derechos humanos, Soyinka nos enseña qué significa ser un intelectual
comprometido. Rememora su vida de escritor y activista político, desde sus días de estudiante en Gran Bretaña, su lucha
constante, a veces desde la prisión o desde el exilio, contra la sucesión de dictaduras en Nigeria, contra la
humillación y la corrupción de una sociedad sometida al poder militar. El discurso autobiográfico está entreverado de
episodios personales, de amigos y familiares, de viajes al extranjero y de escritores, de éxitos y fracasos personales.
Wole Soyinka (Abekouta, Nigeria, 1934) es uno de los escritores más importantes del África contemporánea. Doctor
honoris causa por Harvard y Princeton, y Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO.
Wole
Soyinka nació en 1934 en Abeokuta, Nigeria. En 1954 se trasladó a
Inglaterra, donde se licenció en literatura en la Universidad de Leeds y
comenzó a dirigir sus primeros textos dramáticos en el London's Royal Court
Theatre. En 1960 regresó a Nigeria, donde escribió y dirigió algunas piezas de
carácter político. En 1967, al comienzo de la guerra civil en su país, Soyinka
pasó 27 meses en la cárcel, durante los cuales escribió clandestinamente un
impresionante diario: The Man Died: The
prison notes of Wole Soyinka. En 1969, ya liberado, partió para un exilio
voluntario de cinco años. Dirigió la revista Transition, y fue profesor en las universidades de Ghana y Accra,
así como en el Churchill College de Cambridge. En los años setenta, ya de
vuelta a su país, se convirtió en un importante activista político, además de
profesor visitante en Harvard, Yale, Cornell y Cambridge. En 1986 se convirtió
en el primer autor africano en obtener el Premio Nobel de Literatura. Desde
1998 es profesor emérito en la Universidad Obafemi Awolowo de su país y
continúa impartiendo conferencias en universidades europeas y estadounidenses.