Cuando al final de la década de los sesenta la narrativa hispanoamericana alcanzó un prestigio mundial, se volvió la vista atrás en busca de sus "clásicos", momento en el que la figura gigantesca de Rulfo destacó inmediatamente. En 1955 aparece "Pedro Páramo", novela gestada largamente por un escritor con fama de poco prolífico y que aunó la propia tradición narrativa hispanoamericana con las técnicas de los principales renovadores de la occidental: Joyce, Faulkner, Woolf... Rico y apasionante como pocos, el relato de la historia de Comala y de sus malogrados habitantes arrastra a los lectores del desconcierto a la sugestión, sumergiéndolos en una sucesión de cuadros líricos en la que los personajes, los paisajes y el lenguaje mismo parecen cobrar vida.
Juan Rulfo se ha convertido en un hito en la historia de las letras hispánicas contemporáneas. Pocas veces una obra tan corta ha dado a su autor fama tan universal e indiscutida como la del escritor mexicano. Nacido en Sayula, en el estado de Jalisco, durante su infancia vivió las revueltas campesinas y cristeras, especialmente violentas en su región natal, lo que tendría una profunda influencia en su posterior quehacer literario. Éste se inició en la revista Pan, donde aparecieron sus primeros cuentos. En 1953 publicó El Llano en llamas, colección de relatos que en sucesivas ediciones reunió los dieciséis que hoy se dan en el presente libro, y en 1955 la novela Pedro Páramo. Este volumen constituye, pues, la obra fundamental de Juan Rulfo. El escritor mexicano, que falleció en 1986, obtuvo el Premio Príncipe de Asturias en 1983.