Rescatamos aquí dos novelas capitales en la obra del escritor italiano Gesualdo Bufalino, «último y genial outsider, descubierto por Sellerio y Sciascia» (Giacinto Spagnoletti, Il Tempo).
La trama de Perorata del apestado transcurre en 1946 en un sanatorio para tuberculosos de la Conca d'Oro -castillo de Atlante y campo de exterminio-, donde unos singulares personajes, supervivientes de la guerra y presumiblemente incurables, pelean débilmente consigo mismos y con los otros, en espera de la muerte. Largos duelos de gestos y de palabras; de palabras sobre todo: febriles, tiernas, barrocas a tono con el barroco de una tierra que ama la hipérbole y el exceso. Tema dominante: la muerte que se propaga sutilmente, se disfraza, se esconde, se extravía, musicalmente reaparece. Y todo esto con los ropajes de una escritura en equilibrio entre el desgarro y el falsete y en un espacio siempre más acá o más allá de la historia... que podría incluso simular un palco escénico o la niebla de un sueño.
En esta novela autobiográfica destacan dos figuras memorables: el Gran Flaco, el impresionante médico del sanatorio, al mismo tiempo director y actor del espectáculo de la muerte, y Marta la bailarina -belleza, misterio, sufrimiento, falsificación-, otra enferma, con la que el protagonista vive una historia de amor sin futuro.
Ingenioso enemigo de sí mismo, Gesualdo Bufalino es un hombre que ha leído todos los libros, resistiéndose a publicar ninguno hasta esta Perorata, que supuso su consagración inmediata. Escrita en los años, como él dice, de la «glaciación neorrealista», apareció en un tiempo menos gélido, más suelto y más libre para ser justamente apreciada.
En Argos el ciego, el narrador, asediado por el invierno en un hotel de Roma, evoca, para curarse de sus accesos de angustia, antiguas aventuras en el corazón del Sur, en tiempos de su juventud. Resulta así un desdoblamiento en dos ciudades y edades distintas, con máscaras alternas, en vaivenes entre abandono e impostura, entre desahogos ingenuos y astutos desvaríos. Un diario-novela que puede leerse como balada de las damas de antaño o como mea culpa de un viaje que vanamente se obstina en elevar a leyenda, mediante hilarotrágicos engranajes de palabras, su pobre «vita nuova».
«Perorata del apestado impresionó por la calidad de la escritura y la intensidad de la historia. Su segunda novela, Argos el ciego, confirma definitivamente el talento del narrador» (Franco Marcoaldi, Panorama).
«Bufalino es un escritor extraordinariamente literario, un estilista de excepcional rigor, un gozador de la palabra, de su música, de sus infinitos significados» (Claudi Marabini, Il Resto del Carlino).
Siziliako Comiso herrian jaio zen 1920an, eta herri berean hil zen 1996an. Irakasle jardun zuen bizitza osoan, literaturaz maitemindurik baina jendaurrean plazaratzera ausartu gabe. 1981ean eman zuen pasuoa, Diceria dell\'untore argitaratzean, eta hortik aurrera liburu sorta oparoa kaleratu zuen, genero guztietan, baita sari ugari irabazi eta onarpen erabatekoa lortu ere, Italiako XX. mendeko literatura aberatseko klasikoetariko bat bihurtzeraino.