Es opinión común, basándose en la Chronica de Jerónimo, que Catulo murió treinta años después de su nacimiento en Verona en el año 84. Muy pocas cosas de su vida podemos colegir a partir de su poesía y por datos posteriores: que fue de rica familia provincial, frecuentada por César en sus viajes a la Galia, que se trasladó a Roma de joven con la intención de hacer política, pero terminó dedicándose a la poesía, y que sus poemas hicieron célebre a su amada Lesbia, pseudónimo que ocultaba a una mujer real que Catulo nos presenta como culta, entendida en poesía, libre, casada y bella. Catulo heredó de Calímaco una visión sobre la responsabilidad del poeta que le hace estar por encima de los géneros y de las técnicas tradicionales, manifestando su individualidad estética al defender polémicamente su poesía contra opciones poéticas rivales. Catulo convirtió, además, la poesía ligera de los aristócratas, en opción vital. La seriedad con la que relata su pasión por Lesbia y el papel que desempeñan sus diversas alternativas le diferencian de todos sus contemporáneos para quienes el amor era algo ligero o bien tabú del que no se hablaba. Transformó en lírica la ligereza y ocasionalidad del epigrama y convirtió el poema breve en vehículo de una nueva estética y de una nueva ética literarias.