Con el título del presente libro, Por qué mencionar a Aquiles, Alja Adam alude al hecho de no sentir ninguna necesidad de involucrar dentro de su lenguaje a las figuras heroicas y míticas de los honorables luchadores, sin significado crucial dentro de su mundo poético. Rechaza los mitos como el que pone al sanguinario Aquiles en un pedestal, y se interesa sobre todo por la mujer, dirigiendo su búsqueda tanto a los recuerdos de la niña que fue como también (y sobre todo) a la observación de las ancianas y los recuerdos de su abuela.
El mundo en que vivimos, en la visión de Alja Adam, es complejo e indecible, como la inaccesibilidad y la primaria redondez de la curvaturas y las espirales de la naturaleza, que van en contra de la linealidad simplificada y delimitada del proyecto antropocéntrico del hombre.