El idioma español nos permite establecer una diferencia entre quienes son y aquellos que están que también acepta el refranero. A ella nos acogemos, no para excluir sino para reunir: aquí están todos los que son, aunque (afortunadamente, cabe añadir) son más de los que están. Dice Juan A. Herrero Brasas, impulsor de esta espectacular cita de protagonistas, que su intención es «ofrecer un testimonio personal e íntimo de quienes han sido los principales actores del proceso que ha culminado con la consecución de la plena igualdad jurídica para las personas de orientación gay y lésbica en España». De ahí el título, Primera plana, que también podría haber sido Primera persona o De primera mano: todo lo que se evoca, se invoca o se fabula es fruto de la experiencia vivida, a veces padecida. No es esta contraportada el lugar idóneo para repasar la nómina de convocados, sus nombres figuran en la portada y en el índice de la obra. Y quienes allí no aparecen, se muestran en unas páginas que rezuman sentimientos, recuerdan lo pasado, celebran lo obtenido y se esponjan ante un porvenir que será mejor, aunque no conviene ni relajarse en exceso ni olvidar a aquellos que, menos afortunados, siguen suspirando y luchando por lo en España ya conseguido. El movimiento LGTB tiene una deuda impagable con quienes este libro firman. Saber qué hicieron cuándo es indispensable para entender cómo y por qué hemos llegado tan lejos. Primera plana es, pues, testimonio y homenaje. Primera plana es, pues, necesario. Para no olvidar, para no detenernos.