Con más de cien millones de libros vendidos a lo largo del mundo, el clásico de Kahlil Gibrán entrega mensajes integradores y profundos que se asientan sobre una espiritualidad superadora de las religiones. Uno de los textos más celebrados en el difícil camino de conjugar la literatura con la espiritualidad. Cuando fue publicado por primera vez, en 1923, el pequeño libro que Kahlil Gibrán tituló "El profeta" no tardó en recibir elogios de la crítica e interés por parte de los lectores. Simples, integradores y profundos, sus mensajes se encuentran asentados sobre una espiritualidad superadora de las religiones y, principalmente, en constante búsqueda de las coincidencias entre los credos. El amor al prójimo, la pertenencia de cada individualidad a un Todo unificador, el respeto por todos los seres de la creación, la libertad y la certeza de que la vida es un camino de aprendizaje que concluye una vez que el ser humano retorna a esa Totalidad, son parte de la filosofía que este profeta descubre ante los ojos de los ciudadanos de Orfalese y, por extensión, ante los lectores del mundo. "El profeta" es, sin
(Londres, 1976), pintora libanesa, realiza instalaciones y es también comisaria de exposiciones y activista en organizaciones ecologistas. Ha vivido en Nigeria y en las ciudades de Nueva York y Beirut. Durante los ataques a Líbano de julio de 2006, su blog beirutupdate.blogspot.com fue aclamado en todo el mundo y publicitado en portales de noticias como la CNN y la BBC. Parte de su contenido se publicó en las ediciones electrónicas de The Guardian y Der Spiegel. Vive y trabaja en Beirut y se puede visitar su página web: www.ziggydoodle.com.