ESPERANZA es una mujer madura, «la Espe», que trabaja en la limpieza de un hospital. Es de esas que, con su carrito y su fregona, entran por todos los rincones y hablan con todo el mundo. Tiene marido, hijos, nietos, vecinos y un buen montón de amigos. Sencilla y lista como ella sola, percibe todo lo que ocurre a su alrededor y posee esa sabiduría que da la vida a quien la vive intensamente, y se reserva un tiempo para contemplarla y escuchar mucho por dentro y por fuera. Tiene además un corazón a flor de piel... y a flor de pies y manos, o sea, que no ve encrucijada de dolor, angustia o injusticia que no la haga ponerse a denunciar, reflexionar, sentir... y desplegar cuidado, empatía y cariño.La otra es MARI PATXI AYERRA, que se parece tanto a "la Espe" que uno termina por creer que ya existen los clónicos humanos. No trabaja en ningún hospital, pero los frecuenta por achaques propios y ajenos. Por necesidad y por solidaridad, por tanto. También tiene una "entrañable tribu familiar", un "vecindario"... y un montón de personas en situaciones de precariedad social, psico-afectiva, relacional... a las que acompaña y ayuda apoyada en sus estudios psicológicos, centrados particularmente en las relaciones humanas y en el encuentro sanador entre las personas. Se dedica al arte y al privilegio de cuidar. Y en estas cartas, como sin querer, nos ofrece un pequeño Tratado sobre la Humanización de la Salud...y de la Vida. Un tratado que a todos los humanos, cuya principal "profesión" es vivir y ayudar a vivir, nos vendría bien asimilar y repasar cada día.Pero hay además un tercero. Es Dios, que también se llama Esperanza. Así que es normal que las otras dos Esperanzas lo tengan por amigo incondicional, y que sea a Él a quien le cuenten todas sus cuitas, sus luchas, sus decaimientos, sus hallazgos, sus propósitos... Y es normal que su Amigo ayude a ambas a verlo todo con esa mirada, con ese corazón y con esas disposiciones activas que la "mística de ojos abiertos" es capaz de engendrar. Como las dos tienen un romance, tan fuerte como limpio y sencillo, con Dios-Esperanza, se sienten habitadas, se dejan llevar de su mano y van depositando semillas de esperanza en todo cuanto la vida les presenta.
Mari Patxi Ayerra es madre y abuela, trabaja con grupos de adultos y le gusta escribir sobre las cosas del querer y sobre Dios. En PPC ha publicado: "Regálame más corazón", "Bendiciones de la mesa en familia", "Juntos somos más que dos", "Hablo con Dios cada día", "Oraciones para antes de dormir".