Este libro nos presenta la historia de un hijo perdido, Miguel, que abandonó de joven su familia, que se casó en un país lejano y que, tras una vida poco ordenada, murió en otro país lejano en circunstancias poco claras. Su madre podrá llorarlo, pero no entender sus secretos. Retomando una vieja forma narrativa, la novela epistolar, Natalia Ginzburg enhebra con maestría asuntos nucleares de su quehacer literario: la relación entre generaciones y la proximidad y lejanía de lo humano. Si bien esta novela se sitúa bajo el signo de la dispersión de los sentimientos y de su incomunicabilidad, apunta, por encima de todo, a la soledad esencial y su vacío.
Natalia Ginzburg (1916-1991) es una de las voces más singulares de la literatura italiana del siglo XX. Nacida en Palermo, publicó en 1934 su primera narración, a la que siguieron obras teatrales, ensayosLas pequeñas virtudes (1962, Acantilado, 2002), Mai devi domandarmi (1970), Serena cruz o la verdadera justicia (Acantilado, 2010), novelasEl camino que va a la ciudad (1942), È stato cosí (1947), Nuestros ayeres (1952), Valentino (1957), Las palabras de la noche (1961), Léxico familiar (1963), Querido Miguel (1973, Acantilado, 2003) y Vita imaginaria (1974)así como la biografía de Antón Chéjov (Acantilado, 2006).