Un hombre y una mujer vivían desconsolados porque no tenían hijos. Por fin, una primavera, la pareja vio cumplido su deseo: ¡Esperaban un bebé!
Un día en que la mujer se sentía muy débil, le pidió a su marido que fuera a recoger unos rapuncios, el mejor remedio para las molestias de las embarazadas, al jardín vecino, donde vivía una poderosa maga, temida en todo el valle.
-¿Cómo te atreves a robar mis rapuncios? ¡Esto te va a costar caro! Tendréis que entregarme a vuestro bebé en cuanto nazca...