"Anoche soñé que volvia a Manderley...". Nadie que conozca la película basada en esta novela podrá olvidar la voz en off que recita la frase inicial de la obra más lograda de Daphne du Maurier: Rebeca. Así comienzan los recuerdos de la segunda señora De Winter, que la transportan de nuevo a la aislada y gris mansión situada en la húmeda y ventosa costa de Cornalles. Con un marido al que apenas conoce, la joven esposa llega a este inmenso predio para ser inexorablemente ahogada por la fantasmal presencia de la primera señora De Winter, la hermosa Rebeca, muerta pero nunca olvidada. Su habitación permanece intacta, sus vestidos listos para ser lucidos, y su sirvienta, la siniestra señora Danvers, aún le profesa una devoción malsana. Y con el espeluznante presentimiento de que algo maligno le está aprisionando el corazón, la joven comienza a investigar el verdadero destino de Rebeca: el oscuro secreto de Manderley.
Criada en un ambiente artístico y muy refinado, hija de los actores Gerald du Maurier y Muriel Beaumont, comenzó en el mundo literario con dos auténticos superventas seguidos, La posada de Jamaica (1937) y su gran novela, Rebeca (1938), ambas adaptadas al cine por Hitchcock con gran éxito. Entre 1951 y 1952 aparecen otras dos cimas de su obra, la novela Mi prima Raquel y la colección de relatos The apple tree, que, tras el éxito de una nueva adaptación de Hitchcock con Los pájaros (1963), se retitularía The birds and other stories.