Luigi Pirandello (Agrigento 1867Roma 1936), prolífico dramaturgo, poeta, ensayista y novelista, premio Nobel de Literatura en 1934, empezó a escribir relatos a finales del siglo XIX y continúo haciéndolo durante toda su vida. Sus relatos no fueron sólo un posible punto de partida para su obra teatral (género en el que innovó en la técnica escénica e, ignorando los cánones del realismo, prefirió usar libremente la fantasía) con el que comparten temas y tonos, pero también argumentos y personajes. En ellos el autor halló el territorio privilegiado para la exploración del alma, la medida ideal en la que retratar una situación o dar vida a un personaje, para abordar desde pequeñas tragedias individuales hasta crisis históricas y sociales. Pirandello reunió el corpus completo de su narrativa breve bajo el nombre de Relatos para un año, que fueron publicados en quince volúmenes a lo largo de más de una década, el primero de los cuales, Mantón negro, apareció en 1922. Son relatos sin héroes, pequeñas obras maestras gracias a sus perfectos mecanismos narrativos, a sus diálogos hábilmente construidos o a la extraordinaria modernidad de sus personajes, que se manifiestan an siosamente con gestos guiñolescos y una locuacidad que deja al descubierto sus secretos. Pirandello expresó su profundo pesimismo por la condición humana a través del humor, que constituye uno de los rasgos de su obra narrativa y es singularmente macabro y desconcertante. La sonrisa que pro voca procede más bien de la incomodidad y amargura ante los aspectos absurdos de la existencia. Los temas y los símbolos expresionistas aparecen en algunos de sus relatos, que han sido traducidos a las principales lenguas, y que son una puerta desde la cual aprehender el absurdo de las pasiones humanas a la vez que la mirada se posa sobre una realidad anómala, extraña, deformada y privada de toda certeza tranquilizadora.
Luigi Pirandello (Agrigento, 1867-Roma, 1936) es uno de los grandes maestros de la literatura universal. Escritor, dramaturgo y narrador innovador, lúcido analista de la múltiple y cambiante identidad humana, supo aunar con inigualable destreza arte y vida, operando una auténtica revolución artística que dejó tras de sí una obra tan copiosa como irreemplazable. En Acantilado ha aparecido ya el libro de relatos La tragedia de un personaje (1922) y Uno, ninguno y cien mil (2004).