«Cuando subo una montaña, sé que nunca voy a mirar hacia abajo, sino que desde allí mismo ya estaré buscando otra montaña más alta». Esta frase de Ilia Topuria, el campeón mundial de peso pluma de la UFC, define su casta de luchador.
Su ADN de guerrero infatigable lo ha heredado de su madre, Inga. En 1992, con Georgia dividida en una cruenta guerra civil, Inga Bendeliani hizo lo imposible para huir de su país y mantener a salvo a sus hijas. Su marido y su hermano murieron en el frente, pero ella no se rindió y logró escapar de aquel infierno. Después de la guerra, y junto a Zaza Topuria, el hombre que le devolvió la esperanza, emigró a Alemania, donde nacieron sus hijos Aleksandre e Ilia.
Después de mil trabas burocráticas, en 2012 consiguieron al fin vivir juntos en España. La conmovedora biografía de Inga es un alegato antibélico y un canto de esperanza para los que lo ven todo perdido.