Andrés estaba harto de ser patoso, de que se rieran de él, de los insultos que recibía... algo se le atragantaba en la garganta como raspa de pez y la rabia de dentro no sabía cómo salir. Un día, dibujando se encontró con un monstruito, que salió del dibujo, que le confesó su nombre, que era Andrés pero al revés. La historia de Resdán es la historia de cualquiera, niño o adulto, la necesidad de encontrarnos con nuestra sombra, reconocerla y hacernos amigos.