LOS poemas de Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962) tienen argumento, igual que los boleros en cuyas venturas y desventuras nos vemos reflejados. Decía Robert Musil que el argumento es la sombra de la novela (tanto da decir de la poesía) como el dolor es la sombra de la enfermedad. Añadimos de nuestra cosecha que no se puede vivir sin dolor, pero menos aún sin sombra. Léase Roma como la sucesión de sombras provocadas por los movimientos de un hombre que intenta reencontrarse con su alma en las peluquerías, tiendas, mercadillos, hoteles, iglesias, freidurías, restaurantes, calles y callejones de la ciudad eterna y aledaños. He aquí un Vilas «asustado, siempre asustado», que da cuenta del precio de todo, desde el bacalao rebozado al tiramisú, pasando por el de las castañas asadas y la felicidad. Léase Roma como un reportaje existencial, como un poema-documental. Estremece leerlo. JUAN JOSÉ MILLÁS
Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962), narrador y poeta, practica ya, como otros escritores de su generación, una forma de narrar propia de siglo XXI. Es autor del libro de relatos Zeta (2002), y de las novelas Magia (2004), España (2008, Punto de Lectura, 2012), que fue considerada como una de las novelas más importantes de la primera década del siglo XXI por la revista Quimera, y Aire nuestro (Alfaguara, 2009), que obtuvo el Premio de la Librería Cálamo y que está siendo traducida al francés y al italiano. Ha publicado los libros de poemas El Cielo (2000), Resurrección (2005), XV Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma, y Calor (2008), VI Premio Fray Luis de León. Su poesía completa ha aparecido recientemente bajo el título de Amor (2010).