A Antonio López Hidalgo da gusto leerle, ustedes lo van a ver en seguida. Hay columnistas en los que hay que entrar como entre múltiples de hierro; en las columnas de López Hidalgo uno entra como en aquellos múltiples musicales de Soto, el artista venezolano: destapas una raya colgante, te deslizas en el interior de esa geografía, y terminas abrazando el aire, como si te hubieras adentrado en una risa muy seria, dominada por un vendaval que él controla como un capitán o como un cómitre.
[...] Había un dibujo de Bagaría para un chiste de Mihura, en la portada de El Sol, me parece: Bagaría dibujó una gota inmensa para los dos personajes cuyo diálogo escribía el célebre dramaturgo. Y Mihura escribió debajo:
Uno: ¿Y esa gota tan grande?
El Otro: Es una nueva manera de llover: en lugar de llover todo el día, cae una gota así de grande y ya está.
Los artículos de Antonio son gotas así de grandes; caen y fructifican; ustedes lo van a ver; y seguro que en el transcurso de la lectura esta especie de felicidad que se siente leyéndole será la que haga que ustedes recomienden que otros lean aquello que él supo contar tan bien.
[Del Prólogo de Juan Cruz]