Durante muchos siglos, los pueblos de Eurasia intercambiaron toda clase de productos comerciales y culturales a lo largo de un denso entramado de senderos que comunicaban los dos extremos del continente, y que más tarde volverían a ser conocidos bajo el nombre genérico de Ruta de la Seda. A través de ésta, el preciado material, cuyo secreto fue celosamente custodiado por los emperadores chinos, llegó hasta las costas del Mediterráneo, y otros numerosos bienes fluyeron en sentido opuesto hasta la capital del Imperio Celeste. Junto a ellos viajaron también religiones, movimientos filosóficos y corrientes artísticas, difundidos por todos aquellos que alguna vez recorrieron el largo e incierto trayecto que unía Oriente y Occidente en un único y grandioso escenario. En abril de 2004 el autor, cumpliendo por fin un sueño de juventud, emprendió desde Estambul un periplo que le llevaría en bicicleta hasta los confines de Asia, durante un año y medio y a lo largo de 25.000 kilómetros, tras las huellas de esos mismos viajeros peregrinos, soldados, mercaderes, exiliados, arqueólogos o exploradores que le precedieron. Partió en busca de los testimonios que dejaron a su paso, y tal vez con la esperanza de encontrar algo de sí mismo por el camino. Ésta es la crónica de dicha búsqueda.