ANDREIEV, LEONID / FIGUEROA, JULIO
(...) Triste y sensible, amado por todos a causa de la belleza de su rostro y la pureza de sus pensamiento, murio muy joven, y fue su muerte solitaria y terrible. Le dieron sepultura junto con malhechores y asesinos, cuyo destino habia compartido por propia voluntad; murió maldito de los hombres, y nadie puso una cruz sobre su tumba desconocida. (...)