La poesía de Horacio rezuma la tristeza vital de su época, la nostalgia de la virtuosa Roma y el anhelo de un futuro esperanzador. Esa mirada irónica y una expresión ambigua es lo que persiste en sus «Sátiras», y la expresión máxima del anhelo de una vida armoniosa en sus «Epístolas»; ambas obras arrancan las grandes tradiciones de sátira y epístola de todas las literaturas europeas. El «Arte poética», que la preceptiva neoclásica consideró un tratado poético, cierra con brillantez irónica esta obra de Horacio.
(65 a.C.-8 a.C.), coetáneo y amigo de Virgilio, y como él protegido de Mecenas y miembro de su círculo, es otro de los grandes poetas romanos de la Antigüedad. En sus Odas recoge el legado de la lírica griega arcaica y de la filosofía epicúrea y estoica, y celebra la paz del gobierno de Augusto. Escribe también Epodos (poemas líricos de tono injurioso), Sátiras y Epístolas, en una de las cuales, la Epístola a los Pisones, adoctrina sobre la creación poética.