Burgos, 1970. Mario Onaindia, uno de los juzgados en el Consejo de guerra que tiene lugar en la ciudad, acusa al tribunal militar franquista de la represión que sufre el pueblo vasco. Al poco, y puño en alto, empieza a entonar el "Eusko Gudariak", seguido por el resto de los acusados. Algunos de los militares desenvainan sus espadas y desenfundan sus pistolas y, en algún caso, apuntan y se abalanzan hacia los procesados. Aquel momento, rememorado a través del tiempo, permaneció como un episodio de la lucha contra la dictadura, retenido por el imaginario antifranquista y por una grabación sonora realizada clandestinamente por uno de los abogados defensores. Obviamente, no hubo imágenes, pero sería reconstruido por primera vez en el cine en "Luna caliente" (Vicente Aranda, 2009), una de las pocas películas con referencias al proceso, realizada, claro, tras la muerte de Franco. Esta significativa anécdota puede dar una cierta idea del sentido de esta publicación. Se trata de un libro de relatos, configurado a modo de secuencias, de mayor o menor sentido y duración, pero de especial significado con el hecho anti