Este trabajo encontró su punto de inflexión, en una paciente lectura de dos textos que él mismo califica de ser «tan heterogéneos como es posible»: la obra de ficción de Daniel Defoe, Robinson Crusoe, por un lado, y el seminario impartido por Martin Heidegger en 1929-1930 (Los conceptos fundamentales de la metafísica. Mundo-finitud-soledad) por el otro. Jacques Derrida describía en estos términos, en el Annuaire de l'EHESS 2002-2003, las principales líneas de fuerza de la reflexión que así emprendió: Estas lecturas, tan pronto cruzadas, tan pronto paralelas, apuntaban a un núcleo común: la historia (especialmente la historia política del concepto de soberanía e incluso, de un modo inseparable, la del hombre sobre el animal) en la Inglaterra precolonial de Defoe (con su trasfondo religioso estudiado en Robinson Crusoe) y a través de las numerosas, distintas y apasionantes lecturas de Robinson Crusoe a lo largo de los siglos (Rousseau sobre todo, Kant, Marx y numerosos economistas políticos del siglo XIX, pero también Joyce, Virginia Woolf, Lacan, Deleuze, etc.) y en la Alemania moderna de Heidegger (el comienzo de la década de 1930)
Jacques Derrida fue director de la École des Hautes Études en Sciences Sociales en París, director y fundador de Collège International de Philosophie. Es considerado el filósofo de la "deconstrucción" y uno de los más influyentes pensadores contemporáneos, sin duda el que más polémicas ha levantado, por su iconoclasia y por su empeño crítico.