Con su obra, Thomas Mann hizo del ser humano el centro de buena parte de su narrativa. Es el suyo un intento de apresar el mundo en toda su complejidad filosófica e histórica, y de volcar el resultado en forma literaria. Y lo consiguió.
Buena muestra de ello son los tres espléndidos relatos que aquí reunimos. El primero, Señor y perro es un delicioso y agudo análisis de la psicología de un hombre y su perro a través de la relación entre ambos, un texto que nos desvela el mundo más cercano del autor. Tristán, por su parte, se anticipa a La montaña mágica y La muerte en Venecia, en un agudo contraste entre la brevedad de la narración y la hondura simbólica que destila, y muestra el problemático antagonismo entre la normalidad y la excepción, fuente de dolor y de concienciación, que vive su protagonista, el también escritor Spinell. Por último, Tonio Kröger constituye el reflejo literario, apenas velado, del propio Mann y de sus dos principales vivencias amorosas, ambas en su juventud. Nunca volvería a amar a nadie, ni siquiera a su propia esposa Katia, con aquella intensidad platónica