Un viaje kamikaze lleva a la cronista Gabriela Wiener a infiltrarse en cárceles limeñas, exponerse a intercambios sexuales en clubs de swingers, transitar los oscuros senderos del Bois de Boulogne parisino para convivir con travestis y putas, someterse a un complicado proceso de donación de óvulos, participar en un ritual de ingestión de ayahuasca en la selva amazónica o a colarse en las alcobas de superestrellas del porno como Nacho Vidal. Todo con una única finalidad: conseguir la exclusiva más ególatra, el titular más sabroso y la noticia más delirante. Afortunadamente, esta joven heroína del gonzo más extremo sale indemne y puede contarlo, y lo hace con una mordacidad y una clarividencia digna de los mejores maestros de los años dorados del Nuevo Periodismo.
«Cualquiera que se asome a este libro tendrá la impresión de que lo hace a través del ojo de la cerradura (...). Lo que hay del otro lado son historias trozadas que nos resultan perturbadoras, en parte porque desnudan pasiones, fragilidades, heridas a la vez familiares y extrañas, y en parte porque Gabriela Wiener las aborda con un lenguaje que no se parece a ningún otro, abismándonos a unas realidades que aun cuando parecieran develarse no acaban de entregársenos. Hay en esta poesía algo que nos remite a la ternura y la crueldad de los niños, a la insolencia y el miedo final de los adolescentes y a la infinita soledad que duerme en el fondo de la vida adulta» (Piedad Bonnett).