Hace años, muchos, tuve 1a oportunidad de conocer a don Américo Castro, ya saben, el autor, entre otros libros imprescindibles, de Los españoles, cómo llegaron a serlo. Pues bueno, en determinado momento comentó: «Hay que cuidar el colodrillo. No dejarse empapar de ideas tontas, por ejemplo, la felicidad. Qué tontería es esa de que hemos venido a este mundo para ser felices. Hasta en la Constitución norteamericana se recoge cl derecho a la felicidad. Qué disparate. Aquí hemos venido a hacer cosas, lo mejor posible. La idea de la felicidad es un ceneno». Muchos años después el editor, mientras leía esta novela, hubo de recordar al viejo maestro porque sin aspavientos ni grandes gestos dramáticos, a ritmo de pieza de jazz, esta novela viene a contarnos los peligros que acechan detrás del imprudente deseo de ser felices. La felicidad como un agujero negro que fatalmente nos atrae, nos atrapa, y hace daño. Unos personajes tristes y anodinos descubren una última oportunidad de alcanzar la felicidad soñada como moscas ansiosas, caen en la luminosa trampa. Para escapar, los que pueden escapar, tendrán que dejarse, con dolor, parte de su piel, de su tacto v de sus sueños. tina fábula escrita con aire de cuento de hadas y que como todos los cuentos de hadas esconde una historia de terror.